135. Calle San Francisco

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      ANTES                                              (Fuente de las fotografías: www.recordandovitoria.wordpress.com)                                           AHORA                                             
Se debe este nombre al convento que hubo en las inmediaciones de la calle y cuesta que lo ostentan. Nombre que recibió la primera a finales del siglo XIII. Llevaba tal denominación, además de lo que hoy son la calle y la cuesta, la calle de Mateo Moraza, hasta el año 1887.  El convento de San Francisco ocupaba amplios terrenos. 

Desde las espaldas de la calle que lleva su nombre hasta la de Postas y desde la del Marqués de Estella hasta la de los Fueros. Es de tradición que fue construido por el propio San Francisco, con la introducción de la Orden Seráfica en 1214. 



Así, al menos, constaba de una inscripción que había a la entrada de la iglesia. Si tal extremo no se ha confirmado, sí es un hecho que este convento vitoriano ya existía en 1248.

Lo más notable, artísticamente, fue su iglesia, de estilo gótico. Su construcción se atribuye a doña Berenguela López de Haro, con dinero y alhajas que dejó en su testamento en 1296. Fueron sus restos lo último que quedó del convento, declarada aquélla monumento de interés artístico nacional, cuando ya la piqueta destructora se clavó en sus muros el año 1930. Como último vestigio quedó una portada de yeso de escaso valor, oculta al ser edificado el edificio para la Delegación de Hacienda, junto con un muro en el que -como recuerdo- se colocó una imagen de San Francisco, en la parte posterior de la Delegación Provincial de Cultura.

Antes de ser construidos estos edificios hubo un proyecto de conservar la mencionada portada y utilizar el local contiguo para haber habilitado una capilla dedicada con carácter votivo en memoria de los caídos.

En la parte anterior del convento había sido establecido en 1569 el Colegio titulado de la Anunciatta, en el que estuvo el Noviciado de la Orden, y al que también asistían personas externas, para su formación.

En la iglesia de San Francisco, que tenía doce capillas, fueron enterradas distinguidas personalidades; entre ellas, la citada doña Berenguela, la esposa del Canciller Ayala, el historiador Landázuri y el arquitecto Olaguíbel.

Frente a la calle de la Pintorería daba la capilla de la Magdalena. En su portegado y claustro era donde se permitía permanecer a los judíos vecinos próximos, a los que les estaba prohibido asistir a los oficios.

En este lugar de la capilla de la Magdalena fue donde se celebró el 4 de octubre de 1331 la memorable reunión en la que se otorgó poder a Juan Martínez de Leiva, diplomático de la mayor confianza del rey Alfonso XI, para el compromiso y sentencia en el pleito que sostenían Vitoria y la Cofradía de Arriaga. Consecuencia de ello fue que se anexionaran a Vitoria 41 aldeas de la llanada el 8 de febrero de 1332; circunstancia que se ha estimado influyente en la entrega de Álava a la corona de Castilla semanas después.

En esa misma parte del convento de San Francisco se vino reuniendo el Ayuntamiento de Vitoria entre los años 1420 a 1497. Asimismo se celebraron las Juntas Generales de Álava conocidas por la de Santa Catalina y en 1633 se hizo cesión de un local para que se estableciera el archivo de la Provincia.

Durante la invasión francesa el convento de San Francisco estuvo utilizado como cuartel. Posteriormente lo fue en 1838 y en 1865 se estableció uno de Artillería en la parte del Resbaladero, o calle de los Fueros, y otro de Caballería en Postas. Uno de Infantería permaneció hasta poco antes del derribo. Asimismo estuvo instalado el Hospital militar, que luego se trasladó a los solares de Santo Domingo, donde permaneció hasta la construcción del edificio actual.

La expulsión de los religiosos de San Francisco se había decretado el año 1834, aunque permanecieron hasta 1845. Al proyectarse la construcción de la catedral nueva, antes de la decisión por el lugar donde ha sido levantada, se pensó en 1906 el haberla hecho donde estuvo el convento de San Francisco.

Aunque ya en alguna ocasión anterior se había hablado del derribo, no llegó a tomarse una decisión última hasta después de la visita que el jefe del Gobierno, Miguel Primo de Rivera, hizo el 23 de septiembre de 1926.

Poco después, el año 1927, acordaba el Ayuntamiento el derribo. Se llevó a cabo la subasta el 11 de julio. El 26 de agosto del mismo año el Director General de Bellas Artes pedía que se dejara en suspenso el derribo hasta que quedara resuelto el expediente de incorporación al Tesoro Artístico Nacional. Al año siguiente, en el mes de junio, era cedido el edificio a la Caja de Ahorros Municipal, la cual el 29 de diciembre de 1929 contrataba el derribo.

El 7 de abril de 1930 el Director General de Bellas Artes comunicaba que había sido incoado el expediente para declarar la iglesia de San Francisco monumento nacional. Cuando a los tres días, y sin esperar a la resolución, el alcalde daba la orden de demolición. Dos días después se ordenaba desde Madrid la suspensión de los trabajos de derribo, que se reanudaban de manera definitiva a las dos de la tarde del día 17, al regreso del viaje hecho a Madrid por el gobernador civil.En algunos lugares de la Ciudad se conservan algunos restos del convento de San Francisco. 

Las columnas y arcos del pórtico de la parroquia de San Vicente proceden del claustro; el balconcillo existente en el edificio de Teléfonos, en la calle General Álava, de su coro. 

También proceden de San Francisco la arcada que une el Monasterio y el santuario de Estíbaliz. La veleta de la iglesia estuvo, hasta· su reciente derribo, en la casa que perteneció a Francisco Hernández Peña, en la esquina de Los Herrán-Santiago.

En la iglesia de San Antonio se hallan, en su pórtico, el gran escudo que campeaba sobre la portada principal, y en el interior, la imagen de la Virgen de los Remedios. Estaban asimismo en el convento franciscano el Cristo que se venera en la iglesia de las religiosas Brígidas y salió en las procesiones de Semana Santa, y el cuadro de la Concepción de Carreña, en la sacristía de la catedral de Santa María.

Detrás del convento, en las primeras casas de la calle había a principios del siglo pasado unas cocheras, donde en 1809 fue exhibido el primer elefante. Hecho que constituyó entonces un gran acontecimiento popular.

En la esquina con la calle Cuchillería estuvo el edificio de la Capitanía General, hasta que se trasladó a la plaza del General Loma. En el mismo lugar estuvo instalada una de las primeras estafetas de Correos. 

En la primera casa de la derecha se halla el establecimiento más antiguo: la farmacia que en principio fue instalada por Arellano, y que en 1911 pasa a Puente.

En ese mismo lugar había estado antes, a mediados del siglo anterior, la llamada "Venta de las tetas".
Muchos años lleva también, en la otra esquina de la calle, el café del Norte, al que hace unos años se le conocía por el "café de los curas", debido a la concurrencia de éstos. En él tuvo su primera residencia la Sociedad de Cazadores y Pescadores de Álava. También la han tenido la Federación Alavesa de Ajedrez y el Club Deportivo Vitoria. En la actualidad se encuentra el "Hogar Navarro". Esquina a la cuesta denominada "El Resbaladero".

De unos años a esta parte han desaparecido varios establecimientos que conocimos en esta calle. Uno de ellos, al principio de la misma, el estanco de Iturralde. Más adelante, en el número 10, la Pescadería del Cantábrico, que la tuvo Arrese. En el 16, el comercio de velas de Ruiz de Gauna, que también tuvo obrador. Antes, la peluquería de Osés. Más adelante, la hojalatería y comercio de loza y cristal de lbáñez; el establecimiento de tejidos "Manolo"; la fontanería de Viribay; el comercio de tejidos "El Vasco", sustituido por un bar; el de ultramarinos de Araviotorre; las máquinas de coser de Servando González. 

Ha habido varias mercerías, cuya especialidad sigue viéndose. Un comercio que era muy popular, frente a la Pintorería, era el de "La niebla", también conocido en la calle San Antonio, en el que se vendía diversos artículos y objetos, principalmente muebles y cuadros, y se alquilaban disfraces por Carnaval.

Al otro lado, en la misma esquina, antecedió al actual establecimiento el de ultramarinos de Vicente Más, conocido por "Los valencianos". A continuación se encontraba en 1897 la sombrería de Boduer; luego hubo el almacén de plátanos de Caballero. A continuación de un pequeño local de zapatería sigue existiendo la hojalatería de Eraso "Cachán", que es otro de los establecimientos más antiguos de la calle, y en la esquina con Pintorería también hace mucho que se instaló el relojero Ángel González de Mendoza, a quien sucedió su hijo. Fue también conocida en el numero 9 la confitería de Hueto. 

Otros establecimientos que fueron conocidos, el taller de pintura y decoración de Sarriá y el de loza de Emilio Femández. En el número 5 estuvo la baulería de Alfonso García, concejal que fue del Ayuntamiento de Vitoria y diputado provincial en 1934; padre de los populares toreros vitorianos, que con él trabajaban, Justo y Rafael García, "Gitanillo de Vitoria". 

En la última casa, esquina a la calle Nueva Dentro, en el lugar ocupado por el bar, fue muy conocido durante años la tienda de ultramarinos de Juan Cruz Fernández de Retana, que también fue concejal del Ayuntamiento de Vitoria. Era sitio muy concurrido por gente de las aldeas próximas, principalmente de Ilárraza y Junguitu.

En el edificio siguiente, entre ambas calles Nuevas, al establecimiento actual antecedió el también dedicado a la venta de muebles de Benito Martínez. 

Hace unos años hubo instalada una fuente en el centro de la calle, frente a las de Pintorería y Cuchillería, rodeada de unos jardincillos. La de "los patos", colocada en 1926 hasta 1935.


Frente a la desembocadura de la primera de estas calles hubo proyecto, realizado por el escultor Lorenzo Fernández de Viana, para erigir un monumento a Justo Antonio de Olaguíbel.


En el mismo lugar, en la especie de plazuela que había, en tiempo pasado hubo diversos festejos populares y se efectuó alguna proclamación de Diputados Generales. También en alguna ocasión se celebraron corridas de toros, antes de la construcción de la primera Plaza, en sus proximidades.

Asimismo, en alguna época, y todavía dentro del presente siglo, se realizaba el mercado de leña, que se ofrecía en una serie de carros. En tiempos anteriores, alcanzaba hasta la calle de San Francisco el mercado de ganado, que se hacía en la Plaza del Machete, antes de que hubiera plaza propia.

Hasta que desapareció la tradicional y popular feria del día de Santiago, se realizaba principalmente en la calle y cuesta de San Francisco, así como en el Portal del Rey, con la presencia de infinidad de puestos con aperos de labranza y otros de diversos artículos propios de feria.

Al principio de la calle, durante bastantes años, se solían quemar, hasta el año 1935, las colecciones de fuegos artificiales en el período de las fiestas de la ciudad.

La calle de San Francisco, junto con la del Portal del Rey, se llamó de Fermín Galán desde el mes de julio de 1931 hasta el mismo mes del año 1936.

En la cuesta de San Francisco ha habido siempre diversos bares y casas de comidas, algunos de los cuales permanecen. El último que desapareció fue el de Cosme García. Antes estuvo la fonda de Félix Sacacia, a quien sucedió su hijo Máximo, concejal del Ayuntamiento en los primeros años treinta, que trasladó el negocio, con el nombre de "Hotel Hispano", a la confluencia de las hoy calles de la Florida y Ortiz de Zárate. Familiarmente era conocida por la "fonda del rabo". 

Por el año 1916 existió un bar y café-cantante denominado "La Novedad", de un tal Máximo. 

En el número 1 se encuentra la imprenta de Iturbe, la más antigua, junto con la de Egaña. La estableció a mediados del siglo pasado José lturbe, que se había formado en los talleres que tenía Larumbe en la calle Correría.

En sus tiempos desterró la rutina de los antiguos talleres, aceptando los nuevos procedimientos de la tipografía moderna y exhibiendo en sus impresos las delicadezas y el atildamiento del gusto extranjero.

En los talleres de !turbe se editaba en la segunda mitad del siglo pasado "El Mentirón" , semanario el más vitoriano y el más chispeante y gracioso que se ha conocido, del que era director y redactor Becerro de Bengoa. A José Iturbe le sucedió su hijo Demetrio; luego, su nieto Ricardo; y después, su bisnieto José Ramón.

Al otro lado de la cuesta antes de ser derribada la iglesia de San Francisco antecedieron a los actuales jardines otros que los solían cuidar los soldados del Regimiento que últimamente se encontraba albergado en los locales del exconvento.

A la derecha de esos jardines, y tras el edificio del Banco de España existía una pequeña plaza, que también llevaba el nombre de San Francisco, y que desapareció con el mencionado derribo.

Al final de la cuesta, junto a la salida del paseo de Los Arquillos, al acondicionarse una pequeña plazoleta por los años cincuenta fue instalada una cruz de término procedente de alguno de los pueblos.

(Fuente del texto: Venancio del Val)

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