132. Convento de las Brígidas (2)

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      ANTES                                              (Fuente de las fotografías: Enrique Guinea-1905 / imágen de Google)                                        AHORA                                             
Su portada fue proyectada en 1783 por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel. Al iniciarse las obras de la catedral se trasladó piedra por piedra a la ubicación actual del convento en la calle inmediata de Vicente Goicoechea. 

Esta calle en la época de la fotografía antigua se llamaba del Juego de Pelota, juego que precisamente estaba detrás del edificio. No fueron las Brígidas las primeras ocupantes del convento llamado de la Magdalena. Anteriormente, en los siglos XVI y XVII, lo habían sido las Carmelitas Descalzas, que protagonizaron un hecho histórico muy sonoro.



Sucedió que, deseando abandonar la ciudad, no fueron autorizadas, y realizaron una rocambolesca fuga frustrada. Dicha fuga fue novelada con el título de “Unas monjas rebeldes” por Antón de Anorbín, seudónimo utilizado por José Sáenz de Santamaría. Mucho antes, en el siglo XIII, este edificio había estado destinado a Hospital de leprosos, al cuidado de los religiosos de la Orden de San Lázaro.

Las Brígidas cierran el convento de la calle Vicente Goicoechea y dejan Vitoria. La orden ocupa un edificio de 2.250 metros cuadrados en pleno centro, cuyo destino es aún una incógnita.

Adiós a una de las órdenes religiosas históricas de la ciudad. La comunidad de las Hermanas Brígidas cerrará en los próximos meses su convento de la calle Vicente Goicoechea tras 353 años de permanencia en Vitoria, los 97 últimos en esta céntrica ubicación. Las escasas monjas que quedan en el inmueble se trasladarán a Valladolid. El edificio que alberga el convento y su capilla aneja suman 2.250 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, pero la parcela que ocupan dispone de otros 5.735 metros en el interior del patio que comparte con el colegio de las Ursulinas y la antigua fábrica de Muebles Bonilla. Las religiosas dedican esa media hectárea de terreno a labores de horticultura. De hecho, una de sus fuentes de subsistencia es la venta de las verduras que cosechan en la huerta.

Un portavoz de la Diócesis de Vitoria comunicó que los responsables de ese organismo eclesiástico «no desean hacer, por ahora, ningún comentario sobre el traslado de las Brígidas». No obstante, es poco previsible que el edificio acoja en el futuro un nuevo uso ajustado a su calificación actual de equipamiento religioso.

La posibilidad de venta, si es que las Brígidas o el Obispado, pues no está claro quién es el actual titular de la propiedad,consiguen un comprador, está íntimamente ligada con la posibilidad de cambiar el uso del edificio, lo que está en manos del Ayuntamiento vitoriano.

La posibilidad de convertir el espacio en viviendas es más jugosa desde el punto de vista económico, pero también se antoja más remota.

En cualquier caso, el comprador tendrá que asumir diversos condicionantes arquitectónicos que no podrá variar. La normativa municipal impide derribar la estructura básica del convento y exige el mantenimiento integral de la capilla, dado que se trata de un edificio histórico con valor.

La fachada del recinto destinado al culto, de hecho, fue diseñada hace más de doscientos años por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel. Era la portada del antiguo convento de las Brígidas, que fue derribado para levantar en su lugar la catedral nueva de Vitoria. En ese momento, la fachada se recuperó y fue trasladada a su actual emplazamiento de la calle Vicente Goicoechea.

(Fuente del texto: www.monasteriosdealava.blogspot.com)

1 comentario:

  1. La parte de la calle donde está el edificio del Convento de las Brígidas no se llamó nunca del Juego de Pelota. Debido al frontón existente en el centro eran dos calles distintas: la de la derecha era la calle del Juego de Pelota que en 1916, mudó su nombre por Vicente Goicoechea y la de la izquierda pertenecía a las Cercas Bajas que entonces comenzaba en la calle Magdalena. Cuando se derribó el frontón, continuaron las dos calles, puesto que primero se construyó un cobertizo, para guardar materiales de las obras de la catedral que, posteriormente, fue sustituido por un edificio para escuela de talla y modelaje. Tras paralizarse las obras de la catedral y derribarse ese edificio, no fue hasta 1928, cuando se unifican las dos calles con el nombre de Vicente Goicoechea, pasando a comenzar las Cercas Bajas desde la Plaza de la Provincia.

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