14. Calle Félix María de Samaniego

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      ANTES                                              (Fuente de las fotografías: Santiago Arina-AMVG / Iñaki Armentia)                                           AHORA      
                                       
La calle Samaniego fue abierta en 1923. Desde ese año hubo en esta calle un edificio que funcionó durante muchos años como lavadero o alberque público, donde las mujeres acudían a lavar la ropa. En 1956 fue derribado.

Tras la desaparición del lavadero, el terreno fue durante muchos años un solar que finalmente se utilizó para construir el edificio actual de la Hacienda Foral, a principios de la década de 1980. En esta vía urbana estuvo el Cine Samaniego, inaugurado en 1959, y que tras algo más de 40 años desapareció.


En la esquina con la calle Cercas Bajas, existió el edificio del Parque de Incendios desde 1841 hasta principios del siglo XX, trasladándose después a la Cuesta de San Vicente. En ese mismo emplazamiento se construyó la Casa Sindical, que se inauguró en 1959, para acoger al sindicato único implantado por el régimen franquista.
Con la llegada de la democracia y la aparición de organizaciones sindicales libres, el “sindicato vertical” desapareció. Hoy día, el edificio está ocupado por oficinas del Gobierno Vasco.

A algunos nostálgicos del sistema político anterior a la democracia, no les pareció bien la llegada de los nuevos sindicalistas. Un compañero de trabajo tuvo ocasión de escuchar en una cafetería cercana al edificio, a finales de la década de 1970, como un empleado de ese sindicato gubernamental se dirigía a otro compañero y refiriéndose a los sindicatos que emergían con la democracia le decía: “a nosotros nos van a enseñar estos nuevos lo que es el sindicalismo, tras cuarenta años ejerciéndolo”.

En el solar que ocupa la plaza Juan de Ayala, en los años cincuenta solían instalarse barracas o tiovivos, e incluso algún circo. Entonces era un terreno sin ningún tipo de urbanización interior y quedaban restos de fincas, que se habían utilizado hasta entonces como huertas, y también quedaban unos árboles en las lindes. 

Uno de los carruseles de forma circular, posiblemente sea el que tenía un sistema de reproducción de la música muy original. Usaba una tira de tarjetas de cartón duro perforadas, unidas en forma de acordeón, que se deslizaban desplegadas por el interior de un artilugio y reproducían las diferentes notas. Las canciones no se escuchaban en un altavoz, sino en unos instrumentos musicales de tamaño reducido, colocados en el eje de la barraca. Cuando la canción terminaba, el encargado, que tenía unos grandes bigotes, colocaba una nueva tira para reproducir otra composición.

La llamada entonces popularmente Escuela de Ali, se encontraba en las cercanías, concretamente en la esquina de Beato Tomás de Zumárraga con Domingo Beltrán de Otálora, en el mismo edificio donde ahora existe un centro público de enseñanza. El nombre popular del centro venía dado por llamarse entonces oficialmente calle de Ali, la actual calle Beato Tomás de Zumarraga.

Dado que en aquella época las disponibilidades económicas eran mínimas en parte de la ciudadanía y a muchos no les llevaban al circo, los niños aprovechaban al salir de esa escuela para presenciar los ensayos de los artistas circenses, a través de las rendijas de las lonas del cierre exterior de la carpa.

(Fuente del texto: www.cadenaser.com)

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