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ANTES (Fuente de las fotografías: www.vitoriaayeryhoy.blogspot.com - Hilario G.T.) AHORA
Junto a la fachada lateral del Banco de España, donde comienza la calle Olaguíbel, existió un callejón que, desde 1887, se denominaba de Nuestra Señora del Cabello, cuyo nombre ostentó el primitivo hospital, que se hallaba en ese lugar.
Al fondo del callejón había un almacén que en los últimos tiempos, desaparecido con la antigua plaza de Bilbao y construcción de la Casa de Correos, lo utilizaba un mielero de gran estatura y delgado, que se llamaba Saturnino Pintado, y que durante muchos años fue popular en Vitoria.
En enero de 1956 quedó restaurado el nombre de Nuestra Señora del Cabello, que se dio a la pequeña calle que resulta en la parte posterior de la Casa de Correos, y sin ninguna otra edificación, entre la cuesta del Banco de España y la calle del Marqués de Estella.
La devoción a Nuestra Señora del Cabello estuvo muy extendida en Vitoria. En 1433 se estableció la Cofradía de su nombre, a la cual pertenecían casi todos los vecinos de la ciudad, así como algunos de los pueblos de la provincia y personajes de Castilla que contribuían con sus limosnas al sostenimiento del Hospital.
Marcelo Núñez de Cepeda transcribe en su libro "Hospitales vitorianos" una lista o padrón de cofrades que aparece en los primeros y últimos folios del libro más antiguo de cuentas que se conserva en el Hospital.
Se relacionan, por calles, hasta 455, algunos con indicación de sus oficios. Junto con 6 de Medina del Campo, 3 de Alba de Tormes y uno de Toro.
Como es sabido, el título de Nuestra Señora del Cabello que al Hospital que antecedió al de Santiago dieron sus fundadores, don Fernán de Ayala y doña María Sarmiento, fue debido a la gran devoción que tenían tan arraigada en la familia. Nombre también con el que el abuelo del fundador había también distinguido al monasterio de dominicas de Quejana.
Se guarda en éste una imagen-relicario de Nuestra Señora del Cabello, donada por el Canciller Pedro López de Ayala, cuya imagen menciona en su "Rimado de Palacio", que tal vez la hubiera recibido por el Papa Clemente VI, o por Benedicto XIII. O acaso más verosímilmente lo fuera por su familiar el cardenal Barroso.
(Fuente del texto: Venancio del Val)
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