124. Calle Ramón y Cajal (2)

 .......
      ANTES                                              (Fuente de las fotografías: Santiago Arina - 1956 / Iñaki Armentia - 2014)                                     AHORA                                             
En la foto de la Calle Ramón y Cajal, obtenida por Santiago Arina, vemos una señal de tráfico con la indicación “Travesía N-1”, debido a que entonces la carretera nacional Madrid-Irún atravesaba la ciudad. 

Las calles Santiago, Paz, Ortíz de Zárate, Florida, Ramón y Cajal y Portal de Castilla soportaban el paso de todo tipo de vehículos que usaban esa ruta, en ambos sentidos de la circulación. Afortunadamente no ha sido destruido o quitado un recuerdo de aquella travesía, ya que sigue existiendo un hito perteneciente a aquella vieja carretera. 



En la calle Florida un poco más adelante del portal 24, encontramos aún pegado a la fachada el km. 351 de aquella N-1. Las diversas circunvalaciones para evitar el paso por el centro de Vitoria se construirían en fechas posteriores.

Haremos alguna referencia más a la calle Ramón y Cajal.

En ella tuvo su casa Gabriel Martínez de Aragón, fiscal general de la República. El edificio sería incautado en la época franquista para instalar en el mismo el Gobierno Militar, en el cual muchos alaveses tuvieron que hacer guardia al realizar la “mili” obligatoria.

Venancio del Val cuenta que en 1956 fueron derribadas dos casas, que se ven en la foto antigua, pertenecientes a José Echagüen y al Marqués de Casajara, al objeto de construir el Hotel Canciller Ayala. Una instalación moderna para entonces, en un emplazamiento envidiable, que superaba en comodidad y servicios a los alojamientos existentes. El hotel sería inaugurado en 1958.

Durante muchos años se hospedaron aquí los toreros que intervenían en la Feria de la Blanca, que se se trasladaban a la plaza en unos coches muy grandes y ostentosos, en los cuales cabía casi toda la cuadrilla del matador, de las marcas Dodge, Cadillac, Packard, Buick, Chevrolet o Mercedes. Popularmente se denominaban “haigas”, palabra que al parecer viene de que los pocos “ricachones” de entonces al comprar un coche, decían que querían “el que más grande haiga”.

Pilar López de Lacalle, empleada que fue de este hotel, recuerda como en varias ocasiones tuvo que zurcir trajes de luces, para reparar los daños en la vestimenta de los lidiadores, afectada por algunos percances en el ruedo.

(Fuente del texto: www.cadenaser.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario